23 diciembre 2024

Su éxito será el porcentaje de participación

 Su éxito será el porcentaje de participación

Wenceslao Vargas Márquez

Una reforma judicial tendría que dejarse funcionar al menos todo un sexenio para saber si funciona o no, sexenio y medio o dos sexenios, y entonces evaluar y corregir defectos.  

No fue así en el caso de la reforma judicial que fue impulsada el sexenio pasado por los presidentes del Ejecutivo y Judicial y que fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 11 de marzo de 2021 (t.ly/m_JTG). Por ella se declararon desterradas la corrupción y el influyentismo.



Arturo Zaldívar le dedicó al combate a la corrupción el capítulo 5 a su Informe Ejecutivo de más de 700  cuartillas (t.ly/4h9gi). Y en su mensaje formal dijo lo siguiente en diciembre de 2022, ya para despedirse del cargo (t.ly/TyvRL): “Desde el inicio de esta administración, asumimos un compromiso con una política de cero tolerancia a la corrupción, como exigencia indispensable para recuperar la legitimidad de la judicatura frente a la ciudadanía. La corrupción y el nepotismo eran temas de los que no se hablaba en el Poder Judicial. Se decía que eran casos aislados y que los trapos sucios se lavaban en casa. Preferíamos voltear la cara, en vez de enfrentar el problema con autocrítica y transparencia. A partir de un diagnóstico profundo y una estrategia clara, en cuatro años logramos desarticular las redes de corrupción y tráfico de influencias que imperaban en la judicatura”. Se redacta en pretérito. Los males se habían resuelto.

Es el caso de que casi un mes antes de que cumpliera tres años funcionando, con la corrupción ya desterrada según declaraciones múltiples de sus dos principales diseñadores y operadores, el 5 de febrero de 2024 se anunció una nueva reforma basada en la elección de jueces, magistrados y ministros… para acabar con una corrupción que se supone ya no existía. Y elegir jueces, magistrados y ministros no era tema en la reforma de marzo de 2021. El tema electoral judicial fue meditado lentamente entre marzo de 2021 y enero de 2024 para ponerlo sobre el raído tapetito circular de las discusiones públicas el 5 de febrero. Lo hizo suyo la candidata presidencial que triunfó en junio. Se le supone consecuencia de una enérgica petición popular.



El punto de esta nota es proponer una interpretación para determinar si esa real o supuesta petición popular fue muy enérgica, o fue una explicación instrumentada sobre la marcha para justificar algo que realmente no existió (la petición popular o la existencia de corrupción), a juzgar por el discurso político de marzo de 2021. La única forma de saber, incluso de medir, el interés del respetable al respecto es poner sobre la mesa las cifras de participación que ha habido en las elecciones y consultas recientes. En la elección presidencial de 2018 hubo una participación del 67%, y del 61% en la última de 2024.   

En la consulta para juzgar a expresidentes en agosto de 2021 la participación del pueblo fue del 7%, ¡siete por ciento! En la consulta para revocar el mandato presidencial en abril de 2022 llegó a las urnas un 17%. Estas dos últimas cifras de participación están muy lejos de las participaciones en las presidenciales. Si las cifras de participación popular en la elección judicial de junio de 2025 se ubicaran en estos rangos del 7 o 17% no se habrá justificado el discurso dado de la ‘exigencia popular’. Una exigencia popular debería entusiasmar y llevar la participación a los niveles de una elección presidencial, o incluso más allá: un 65 o 70 o 75% de participación. Menos no.

X: @WenceslaoXalapa

16 agosto 2024

Las jerarquías de lo político

 Las jerarquías de lo político

Wenceslao Vargas Márquez

¿Cómo organizar una interpretación de la actividad política de un jefe de Estado?

De los libros que he leído, de la teoría que he estudiado, me he construido un marco para la interpretación de lo político de la siguiente forma:

La actividad política la podemos dividir en cinco niveles jerarquizados en los que el superior domina al inferior pero no debe invadirlo: el Estado, el Gobierno, lo electoral, lo partidista y lo grupal.



Uno) En la cúspide de la actividad está la que ejerce un presidente de la República sin meterse en temas de Gobierno, como los actuales reyes o los presidentes de Israel o Austria o Alemania, opacados por sus primeros ministros.

Dos) Enseguida está el Gobierno. A veces Estado y Gobierno se confunden pero desde luego que son entes distintos. En México un presidente es jefe de Estado y de Gobierno al mismo tiempo. Pero es lo mejor que el presidente se mantenga sólo en el nivel de Estado y se meta poco en temas de Gobierno que le tocan a la secretaría de Gobernación.

Tres) Más abajo está lo electoral, actividad que lo toca desempeñar principalmente al Tribunal Electoral y al Instituto Nacional Electoral. Un presidente en ejercicio ya no debe meterse aquí. Si quisiera hacerlo debería hacerlo por la vía de la secretaría de Gobernación pero no él personalmente. En el caso mexicano nuestro presidente se metió insistentemente durante la campaña.

Cuatro) Lo partidista es el siguiente renglón y el presidente tampoco, mucho menos, debe rebajar su investidura a este nivel. Un presidente jefe de Estado no debe ponerse al tú por tú con el líder de la Oposición. El presidente de México no debe desplazarse hacia abajo a buscar al líder del PAN o del PRI, para eso está el líder de Morena.

Cinco) El más bajo nivel de la jerarquía en la actividad política es el nivel de grupo. Por ejemplo, el grupo de Alito contra el grupo de Beltrones dentro del PRI. Otro ejemplo es el grupo de Sheinbaum contra el grupo de Ebrard dentro de Morena. ¿Hizo descender nuestro presidente su investidura hasta este nivel? La respuesta es que sí. Explícitamente apoyó a ella sobre él.

Ascendamos del 5 al 1: se puso explícitamente a la cabeza del (5) grupo de Sheinbaum para hacer ganar al (4) partido Morena y presionar lo (3) electoral desde su cargo de (2) jefe de Gobierno y (1) jefe de Estado.

El presidente que sólo se ocupa de los asuntos del Estado con una visión de largo plazo es el estadista. Nunca hemos tenido estadistas. Nuestro actual presidente, por quien voté en 2018, pudo haberlo sido y no quiso. Prefirió ser como cualquier otro de sus antecesores recientes.

Cuando, durante la campaña presidencial, el presidente elogiaba a Sheinbaum y hostigaba públicamente a Xóchitl Gálvez descalificándola o insultándola, degradaba su investidura desde el nivel 1 al nivel 4 o 5. Caía de jefe de Estado a jefe de partido, justo lo que reprobaba en los presidentes del PRI.

¿Por qué? Quizá porque la lógica del ejercicio del poder es una sola lógica independientemente de quién la ejerza. Las líneas generales de este comportamiento las trazó en el siglo XVI Maquiavelo en un librito con un título inofensivo: El Príncipe.  

En el discurso de recepción de su constancia el 15 de agosto, Sheinbaum ha propuesto separar a Morena del Gobierno. Quiere separar los niveles 1 y 2 de los niveles 4 y 5. Zedillo propuso lo mismo hace treinta años y le llamó la sana distancia.

Es aceptar que en el sexenio que acaba indebidamente se han mezclado 1 y 2 con 4 y 5, como los mezclaba el PRI. Es aceptar que a éstos párrafos les asiste la razón. 

***


13 agosto 2024

Dos incongruencias

 Dos incongruencias

Wenceslao Vargas Márquez

Celebro que se haya enfrentado al PRI como candidato presidencial en tres ocasiones: en 1988, en 1994 y 2000.

Hoy veo en el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas dos incongruencias que supongo no podrá resolver de manera satisfactoria. Las describo enseguida:   



Número 1.- El ingeniero, como se le menciona usualmente, luchó en tres ocasiones contra un partido y un Gobierno que asfixiaban las libertades públicas, que buscaban ahogar a la Oposición y que no permitían las libertades de la pluralidad política.

Con ese discurso es que se enfrentó al sistema en las tres ocasiones ya mencionadas. Hoy el partido y el Gobierno a los que él apoya, hacen exactamente lo mismo que el PRI del que se quejaba y el ingeniero calla. ¿Cómo es eso posible?

El PRI buscaba por todos los medios no permitir que la Oposición creciera y, de alguna manera, al menos en 1977, tuvo ese mismo PRI la voluntad de crear diputaciones plurinominales para fortalecer la pluralidad política. 

Hoy, el partido y el Gobierno en el poder, por los que se inclina el patriarca de la izquierda mexicana Cárdenas, buscan una sobrerrepresentación en el Congreso de la Unión repitiendo lo que tantas veces hizo el PRI y no protesta el ingeniero. 

Quizá la explicación sea que los que ahora intentan el abuso son de los míos y entonces hay qué callar. Si es así, entonces no somos demócratas plenos, sino demócratas quejosos solamente cuando mi parcialidad es la perjudicada, y cómplices cuando mi parcialidad es la que intenta el abuso. 



Número 2.- El ingeniero Cárdenas votó por la continuidad y el segundo piso de la 4T pero nunca supo por qué, votó a ciegas. ¿Cómo votar por algo que se desconoce? “No sé qué es la 4T”, dijo en varias ocasiones. Insistió en mayo de 2022. Parecía al borde de la ruptura con López Obrador.

No lo sé y nadie me lo ha explicado”, ha dicho varias veces. Y a pesar de no saber qué es y de que nadie se lo ha explicado, votó por la opción. ¿Cómo es esto? Leer aquí

Es necesariamente la incongruencia de quien vota por disciplina y –a ciegas- sin saber bien a bien las razones. El demócrata revolucionario de 1988, 1994 y 2000 se disciplina al espíritu de grupo. Una vez más, no lograr nacer el estadista

Hasta aquí las dos incongruencias. Ahora, una reflexión sobre los asuntos públicos y lo estatal para saber si hemos tenido a no estadistas.  

Según conclusiones propias, la jerarquía de los asuntos públicos es la siguiente, de arriba hacia abajo, en cinco niveles: 1) Asuntos del Estado, 2) Asuntos de Gobierno, 3) Asuntos electorales, 4) Asuntos del Partido, 5) Asuntos de Grupo.

Quien es aspirante presidencial puede y debe tocar los cinco temas en el debate. Cuauhtémoc Cárdenas se inclinó a ciegas por su grupo, el nivel más bajo de la escala, y votó a ciegas, sin saber el motivo.

(Quien es presidente de la República sólo debe tocar los asuntos 1 y 2: asuntos del Estado y de Gobierno. López Obrador, por quien voté en 2018, se ocupó de todos hasta incluir a los grupos de su partido, por ejemplo Sheinbaum contra Ebrard. Si se hubiese ocupado sólo de asuntos del Estado habría sido un estadista. No lo quiso hacer).

@WenceslaoXalapa

11 agosto 2024

1982-83 • El neoliberalismo fue la solución

El neoliberalismo fue la solución

Wenceslao Vargas Márquez

El Gobierno federal actual 2018-2024 se ha especializado en denostar a los seis periodos sexenales que van de Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto como neoliberales. Los 36 años incluyen a Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Fox y, Calderón.

Para poner en orden las ideas y como curiosidad, le pregunté a Meta IA en Whatsapp en mi teléfono celular, el significado de la palabra “neoliberalismo”. Me contestó lo siguiente:

“El neoliberalismo es una corriente económica y política que surgió en la década de 1970 y se basa en la creencia de que el libre mercado y la iniciativa privada son los motores del crecimiento económico y del progreso social. Sus principales características son: 1. Libre mercado: Se promueve la libre competencia y se reduce la intervención del Estado en la economía; 2. Privatización: Se transfieren empresas y servicios públicos a manos privadas; 3. Desregulación: Se eliminan o reducen las regulaciones y controles gubernamentales sobre la economía; 4. Globalización: Se fomenta la integración económica global y el libre comercio; 5. Reducción del Estado: Se busca reducir el tamaño y el papel del Estado en la economía y la sociedad.



“El neoliberalismo ha tenido un impacto significativo en la política y la economía global, y ha sido implementado en varios países a través de políticas como la reducción de impuestos, la flexibilización laboral y la apertura comercial. Sin embargo, el neoliberalismo también ha sido criticado por sus efectos negativos, como: 1. Aumento de la desigualdad económica y social; 2. Reducción de la protección social y laboral; 3. Deterioro de los servicios públicos; 4. Incremento de la pobreza y la exclusión social; 5. Pérdida de soberanía nacional ante las corporaciones transnacionales.

“Es importante destacar que el neoliberalismo es una corriente económica y política que ha sido objeto de debate y crítica, y que existen diversas perspectivas y enfoques alternativos para abordar los desafíos económicos y sociales”. Hasta aquí la respuesta de Meta IA de WhatsApp.

Ahora lo importante: ¿por qué hicieron todo esto como plan de trabajo los seis gobiernos que van de De la Madrid hasta Peña Nieto? La respuesta es única y muy clara: por el enorme desastre económico que dejaron los gobiernos de lo que varios han llamado la decena trágica, los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo

Recordemos brevemente la ruina y el desastre económicos que fueron su legado y lo que debieron hacer sus sucesores.

El especialista Carlos Marichal, de El Colegio de México, escribió que “en los años de 1920-1940 llegaron a existir 36 empresas paraestatales, entre1941 y 1954 unas 144, entre 1955 y 1970 unas 272 y, finalmente, entre 1970 y 1982 un gran total de 1155”. Estas, todas deficitarias y en desorden.

La inflación con Echeverría fue de 4.64% en 1970 y terminó con una tasa de 25.10% en 1976, un alza de 20 puntos porcentuales. La inflación acumulada entre 1970 y 1975 había llegado a 76%, muy superior a la de Estados Unidos. La inflación, de 25% en 1980 y 1981, alcanzó casi el 100% en 1982. De la deuda externa para qué hablar. 

El dólar histórico de $12.50 comenzó una devaluación permanente. Algunos tenemos edad para recordar: había que empezar a reconstruir todo comenzando por levantar el tiradero. ¿Qué hacer?

¿Qué hacer a partir de 1982-83? Pues hacer exactamente lo que me contestó Meta IA de WhatsApp. Si a esa solución se le llama neoliberalismo, ya es gusto de cada quién.

04 agosto 2024

Elegir ministros, malísimo sistema

SCJN • Elegir ministros, malísimo sistema

Wenceslao Vargas Márquez

La independencia de poderes se alaba y se festeja en público y, si se hace real ("ten cuidado con lo que deseas") se reprueba y se combate también en público.

Durante el actual gobierno (por el que voté en 2018) no hubo problema con el Poder Judicial pues lo encabezaba el morenista Arturo Zaldívar (y se esperaba su prórroga de dos años para cubrir el sexenio). Como relevo suyo se contemplaba que fuese Yasmín Esquivel Mossa. 

No se pudo ni la prórroga ni el relevo vía Esquivel por el espinoso tema de su tesis presuntamente plagiada. 

Llegó a la presidencia en enero de 2023 un mujer que quiso llevar a la práctica lo que siempre se ha celebrado en público: la división de poderes. No calculó el tamaño de la represalias por intentarlo.

Mi voto en 2018

En este contexto y después de la primera reforma judicial del sexenio instrumentada por Arturo Zaldívar y publicada en el Diario Oficial el 11 de marzo de 2021 (t.ly/AeJAj), es que surgió la idea de que a los ministros de la Suprema Corte fueran electos de manera directa por el pueblo. Nunca se ha hecho. 

La Constitución de 1857 lo hacía de manera indirecta en primer grado. Hoy mismo se hace de manera también indirecta en primer grado: nosotros elegimos a los senadores y ellos a los  ministros a propuesta del presidente en turno.

Si esta idea (iniciativa) no fuese una venganza se habría presentado de manera institucional, con estatura de Estadista, en el primer mes del sexenio, diciembre de 2018, como lo hizo Ernesto Zedillo con la suya (con su reforma judicial) en diciembre de 1994. 

O, en otra opción, habría sido incorporada a la reforma de Zaldívar –ya citada- de marzo de 2021, celebrada como la mejor en 30 años, en alusión a la zedillista.  

No se optó por ninguno de los dos caminos anteriores, ni 2018 ni 2021. ¿Por qué? 

Porque nunca estuvo contemplada en el sexenio ("ten cuidado con lo que aborreces"). 

Porque salió de última hora por el doble descalabro de no lograr la prórroga de Zaldívar ni el encumbramiento de Esquivel Mossa. 

Es un tercer y último recurso, un Plan C, para alinear al único poder que falta por someterse: el judicial y construir, una vez más en nuestra historia, al país de un solo hombre (EGP).

La idea de elegir popularmente de manera directa a los ministros es una mala idea. No salió de la reflexión sino del desquite, aunque se niegue. 

La reprobaron pensadores como Justo Sierra en 1892, como Emilio Rabasa en 1912 en su obra La Constitución y la dictadura, y fue reprobada también por don Daniel Cosío Villegas en 1957 a analizar las críticas de Sierra y Rabasa en La Constitución y sus críticos.

Escribió Cosío Villegas en el capítulo V, Magistrados libre y cautivos, lo siguiente, dando la razón a Emilio Rabasa: “Ahora bien. Desde un punto de vista jurídico-formal, es incuestionable que Rabasa está en lo justo. La elección popular es un malísimo sistema para designar a los magistrados de la Corte”. Malísimo sistema.


No soy fifí, estoy seguro, y creo no ser conservador. No he militado en ningún partido político en ninguna etapa de mi vida y voté por todo Morena en 2018, es decir, por el partido y Gobierno actualmente en el poder. 

Considero pertinente puntualizarlo para añadir lo siguiente:

La reforma constitucional pretendida muy seguramente va a ser aprobada en septiembre con mayoría mecánica. A eso apostó el presidente desde el principio y acertó. 

Esperó a tener mayoría absoluta para imponer su voluntad personal, sin diálogos estorbosos con opositores. Van a hacer precisamente de lo que se quejaban cuando eran Oposición. Renace el Ejecutivo fuerte de siempre.

Desde la elección del 2 de junio último me he ocupado de establecer analogías entre el porfiriato, el PRI histórico y Morena para argumentar que la lógica del poder es una sola y no importa quién lo ejerza. 

Tenían razón Porfirio y el PRI, y lo ratifica el régimen actual: a México no se le pude gobernar de otra forma, sólo de forma dictatorial, sólo de forma autoritaria.

@WenceslaoXalapa

31 julio 2024

López Portillo y Reyes Heroles

López Portillo y Reyes Heroles

Wenceslao Vargas Márquez

El filósofo inglés Alfred North Withehead (1861-1947) con toda justicia pasó a la historia general del universo, de todo el mundo mundial, cuando afirmó que “la historia de la filosofía occidental no es más que una serie de notas de pie de página a Platón”.

Lo digo con mis palabras: si en la prepa leímos los Diálogos (de preferencia en la versión de Gredos), ya leímos allí toda la filosofía occidental, porque lo que la humanidad escribió después fueron sólo matices o profundizaciones de los temas de Platón.

López Portillo, Wikipedia.

Yo haré mi paráfrasis, con todo respeto para Whitehead, maestro de Bertrand Rusell: En México, toda la historia de las reformas electorales mothernas son, muy apenas, pies de página de la reforma electoral de José López Portillo y Jesús Reyes Heroles en 1977, reforma electoral llevada a las altitudes de toda una reforma política.

López Portillo y Reyes Heroles fueron dos hombres públicos que, comparados con algunos de los actuales que intentan asfixiar a las minorías políticas, lograron alcanzar en su época la categoría de excelsos. López Portillo y Reyes Heroles son dos grandes de la pluralidad democrática. Tirios y troyanos (nótese la originalidad de la frase) afirman que el primer paso dado con rumbo a esa reforma se dio el primer día de abril de 1977, arranque del sexenio, cuando Reyes Heroles, secretario de Gobernación, habló en Chilpancingo al responder el informe de Gobierno de un folclórico (como ningún otro) de nuestra política: Rubén Figueroa, gobernador del estado de Guerrero.

Ese discurso pasó a la historia como el discurso de Chilpancingo (t.ly/eRlBh) y, en él, además de las valoraciones obligatorias (siempre laudatorias) sobre el gobierno local, el secretario de Gobernación dio directrices sobre una reforma electoral, que con justicia fue llamada reforma política. Reyes Heroles describió un entorno económico difícil para el país. Enseguida añadió lo siguiente:

Reyes Heroles, Wikipedia

“Partiendo de esta situación difícil, hay quienes pretenden un endurecimiento del gobierno, que lo conduciría a la rigidez. Tal rigidez impediría la adaptación de nuestro sistema político a nuevas tendencias y a nuevas realidades: supondría ignorarlas y desdeñarlas (…) Frente a esta pretensión, el Presidente López Portillo está empeñado en que el Estado ensanche las posibilidades de la representación política, de tal manera que se pueda captar en los órganos de representación el complicado mosaico ideológico nacional de una corriente mayoritaria, y pequeñas corrientes que, difiriendo en mucho de la mayoritaria, forman parte de la nación (…)”

Hoy, el oficialismo considera que las minorías opositoras no forman parte de la Nación y, habiendo ganado el 50% de la votación se quiere levantar con el 75% de los legisladores federales y eliminar a diputados opositores por decreto, haciendo una interpretación excesiva de la Constitución. Por completo al revés, José López Portillo y Reyes Heroles decían lo siguiente en abril de 1977:

“La unidad democrática supone que la mayoría prescinda de medios encaminados a constreñir a las minorías e impedirles que puedan convertirse en mayoría”

La reforma política de 1977 dio paso a la estructura política y partidista que tenemos hoy con apenas matices que no modifican el fondo de lo hecho entonces. Las reformas posteriores han sido solo pie de página de aquélla.  

Ante el panorama actual, hacen falta López Portillo y Reyes Heroles. Puede sonar raro, pero con su filosofía política plural hacen falta en el México de hoy.     

X: @WenceslaoXalapa

15 julio 2024

El hombre fuerte en nuestra historia

 El hombre fuerte en nuestra historia

Wenceslao Vargas Márquez

La historia universal está llena de hombres providenciales a quienes la sociedad invoca en tiempos de crisis, está llena de hombres que de pronto parecen necesarios.

En la antigua Roma, durante la república, se creó el cargo de la dictadura, que ejercía un hombre designado para el caso por tiempo limitado y para el único efecto de sortear la crisis en puerta. Cincinato fue el dictador por antonomasia. Fue llamado, resolvió, y volvió a su casa a seguir labrando sus campos. En México el hombre providencial, el hombre fuerte, llena todos los espacios de nuestra historia. Hacer la biografía política de cinco o seis personas es hacer la biografía política general de la nación.



Durante el imperio azteca al emperador, incluso, no se le podía mirar directamente y detentaba un poder teocrático prácticamente totalitario. La Nueva España era dirigida por los virreyes con facultades muy verticales. De España nos mandaban uno nuevecito de cuando en cuando sin enredosos procesos electorales.

Cuando surgió México a la independencia en 1821 el país se encontró sin rumbo y sin cabeza. En el amanecer de 1822 México halló en la figura de Iturbide al sustituto de la figura del virrey. A México la urgía un dirigente y lo halló en este hombre, un sucedáneo de virrey, un urgente virrey vicario que dirigiera a nuestros tatarabuelos a través de un imperio. 

Concluido su mandato antes de un año el nuevo hombre providencial fue Santa Anna quien dominó la escena nacional desde 1823 y hasta 1855 en que cayó para que surgiera otra recia figura de hombre fuerte en Juárez, quien gobernó desde 1858 y hasta 1872. En 1855 tuvo México acaso su único presidente Cincinato en la persona de Juan Álvarez: derribó la dictadura de Santa Anna, fue presidente menos de tres meses y acto seguido se fue a Acapulco, a seguir viviendo.

Algunos de nuestros bisabuelos consideraron que la república federal de Juárez era la representación orgánica del desorden y llamaron al nuevo hombre árbitro que creyeron hallar en Maximiliano. La idea conservadora era que un hombre fuerte dirigiera a todos sin comicios ni urnas, ni INE ni Trife. Lucas Alamán fue el más notorio defensor de esta tesis.

Antes, a fines de los años treinta del siglo XIX, habían creado el Supremo Poder Conservador con la misma finalidad: orden y control constitucional. En este caso una corporación de cinco personas, árbitros por la vía de la autoridad moral.

En 1876, nacería un nuevo hombre fuerte en la figura de Porfirio Díaz. Con la revolución ni Madero ni Carranza lograron afianzarse. Aun así debemos recordar que una buena parte del discurso de Victoriano Huerta en su gobierno fue que recuperaría el orden que se había vivido con Díaz. Se asumía como el hombre fuerte del momento. 

Debemos llegar al general Calles para encontrar al siguiente árbitro nacional hasta que Cárdenas lo expulsó del país en 1936. No hay de qué preocuparse: así se llevaban.

Con la caída de Calles nació la siguiente modalidad de hombre fuerte en México: el modelo de los presidentes nacidos del PRI. No se movía una hoja de algún árbol sin su permiso. El presidente era el árbitro nacional con una cualidad importante, la de ser desechable al concluir su sexenio. Frente a un estupefacto Octavio Paz, Vargas Llosa dijo de ella que era la dictadura perfecta

La dictadura romana duraba seis meses, la mexicana seis años. Esta es nuestra lista de hombres fuertes providenciales en México. Biografiar a ellos es biografiar toda nuestra historia.

Mientras la Independencia buscaba separar a México de España, mientras la Reforma buscaba hacer laico al Estado, mientras la Revolución buscó la justicia social mediante el expediente de derribar a Díaz, el México de hoy no tienen rumbo ni faro. 

La agenda de las reformas estructurales del Pacto por México fue apenas una agenda administrativa del mercado impuesta a través de representantes que no nos representan, que no representan al pueblo en los que hay más de sesenta millones de pobres y pobres extremos sin posibilidad de redención o de justicia. Sin ninguna posibilidad.

Nuestro ADN político históricamente ha convivido con la figura del hombre fuerte, providencial, que nace y renace como el Ave Fénix que describía Plinio: emperadores aztecas, virreyes, Iturbide, Santa Anna, Maximiliano, Juárez, Díaz, Calles, PRI, son quienes llenan nuestra historia.

Autodestruido el PRI, que es nuestro más reciente referente, la sociedad encuentra momentáneamente al siguiente hombre fuerte, al siguiente hombre providencial, que sea el árbitro de nuestras circunstancias para sobrevivir, para sólo sobrevivir con alguna posibilidad de justicia social. 

En este interminable río de siete siglos (desde que se fundó Tenochtitlan), le toca hoy a nuestra generación decidir lo que sigue. Nuestra generación se mira frente al espejo y sabe que ya le toca decidir su momento a como nuestros abuelos decidieron el suyo. 

Hoy, seis de cada diez electores votaron por una continuidad, igual que nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos clamaron por la intervención de los hombres fuertes, de los hombres necesarios con quienes les tocó coexistir. Esto explica, quizá, el carisma de López Obrador, quien tiene en el discurso soluciones para todo y designó en cadena nacional a una heredera de su régimen y el respetable la aceptó.

La historia se repite. Dijo Borges, en la parte final de su cuento Emma Zunz, que en realidad sólo cambian la hora, las circunstancias y uno o dos nombres propios. 

X: @WenceslaoXalapa

13 julio 2024

Hoy, a los ministros los elige el pueblo

 Hoy, a los ministros los elige el pueblo

Wenceslao Vargas Márquez

Si se trata de elegir, les tengo una noticia: actualmente, a los once ministros de la Suprema Corte los elige el pueblo. 

Es un falso debate pretender que en 2024 se hará una reforma constitucional para que de 2025 en adelante comience un proceso de designación en la que será el pueblo quien decida. Ya lo hace el pueblo bueno y sabio. Me explicaré:

Se hace circular la idea de que con la elección de los ministros, se recuperará letra y espíritu juaristas de la Constitución de 1857. El dato es inexacto. 

La citada Constitución, ásperamente criticada en 1912 por Emilio Rabasa en su libro La Constitución y la dictadura, decía lo siguiente en su artículo 92: “Cada uno de los individuos de la Suprema Corte de Justicia durará en su encargo seis años, y su elección será indirecta en primer grado, en los términos que disponga la ley electoral”.



El hecho duro es que aquella era una elección indirecta de primer grado. Comentaré el punto. Una elección directa es la que se hace “directamente” por la persona que va a ocupar el cargo. Así se votó a López Obrador en 2018, y a Sheinbaum y a Nahle en Veracruz en los comicios de 2024. Son sus nombres los que aparecen en la papeleta. 

En cambio en una elección indirecta se vota por personas/electores que a su vez hacen otra votación posterior para elegir. En Estados Unidos a Trump/Biden lo eligen apenas 538 personas que son electas por los ciudadanos. La elección presidencial norteamericana es indirecta. Los ciudadanos votan por los 538 y ellos deciden. Para ganar hay que lograr 270 votos (t.ly/QniG6). Como el proceso se hace una sola vez, en un solo “piso”, es elección indirecta en primer grado.

Con dos “pisos” de electores la elección es indirecta en segundo grado, etc. A Francisco I. Madero, el revolucionario mexicano modelo, en octubre de 1911 se le eligió de manera indirecta. Y a esta elección indirecta, en la que no votó ninguna mujer (faltaban 40 años para eso), sus admiradores le llaman la elección más democrática en la historia de México. El desconocimiento es atrevido, por no decirlo de otra forma.

Por cierto, ¿la elección indirecta es buena o mala? Respondo: ni buena ni mala. La elección es la que es. La democracia es la que es en cada pueblo y circunstancia, siguiendo al Ortega y Gasset de hace un siglo. Y ahora vayamos a lo que dice nuestra Constitución actual, la del 17, “el dromedario de las 17 jorobas” (Bulnes), respecto de la elección de ministros de la Suprema Corte.                 

Dice así lo que nos dejó Venustiano Carranza: “Artículo 96. Para nombrar a los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, el Presidente de la República someterá una terna a consideración del Senado, el cual, previa comparecencia de las personas propuestas, designará al Ministro que deba cubrir la vacante”.

Ahora vayamos al razonamiento. Nosotros elegimos a los 128 senadores de manera directa tachando sus nombres propios en la papeleta, y ellos a su vez, conforme al 96 constitucional, eligen a los ministros, luego entonces sostengo lo siguiente: los ministros de la Suprema Corte, hoy, resultan electos por el pueblo en una elección indirecta en primer grado, de manera análoga a Biden/Trump en Estados Unidos o a Madero en 1911, o al art. 92 de la Constitución del 57, “el dromedario de las 57 jorobas” (Bulnes).

¿Qué tendríamos por resumir entonces? Que hoy a los ministros de la Suprema Corte los elige el pueblo (de manera indirecta). Que si eso es lo que se quiere, la elección popular, pues ya se está realizando por lo que no habría necesidad de la reforma judicial que se impulsa.

No hay razones de peso para hacer una segunda reforma judicial en este mismo sexenio. Repito: en este sexenio. La corrupción y el nepotismo fueron eliminados por el ministro presidente Arturo Zaldívar, de filiación morenista, con su reforma publicada en el Diario Oficial de la federación el 11 de marzo de 2021 (t.ly/ug9oF). Eso dijo. Así lo dijo.

Confirmo la noticia: la elección de ministros de la Suprema Corte ya se hace hoy, 2024, con la participación del pueblo, aunque sea de manera indirecta.

Había que esperar uno o dos sexenios para evaluar la primera reforma judicial del gobierno actual, pero se atravesó una mujer cuya presencia no estaba contemplada en éste escenario encantador. 

X: @WenceslaoXalapa

12 julio 2024

No hay mayoría calificada

 No hay mayoría calificada

Wenceslao Vargas Márquez

Morena y aliados lograron el 2 de junio el triunfo del 56% la siguiente forma: 

Morena 43.5%, Verde 8.9% y PT 5.8% 


En legisladores federales no deben tener 8% más por encima de la votación, según el art. 54 de la Constitución. Leamos: 

54-V "En ningún caso, un partido político podrá contar con un número de diputados por ambos principios que representen un porcentaje del total de la Cámara que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votación nacional emitida".

Pero Morena dice que no es partido sino coalición con PT y Verde, por lo que ellos puedan excederse (8x3) un 24% y lograr así la mayoría calificada para modificar unilateralmente la Constitución. Con el espíritu (teleología) de la ley sólo pueden tener 59+8; con la interpretación literal quieren estar sobrerrepresentados con  un 56+24. 

En 1998 López Obrador dirigía el PRD (ago. 1996 a abril 1999) y Olga Sánchez Cordero era ministra de la SCJN. Entonces, ambos pensaban distinto. Decían que el exceso de representación era un abuso. Tesis 70/98, Registro Digital 195151

Morena dice hoy que ese 8% de límite constitucional es para partidos, no para coaliciones, y que no hay que fijarse en el contexto sino en el sentido literal de la Constitución. En 1998 decían lo contrario:     

Transcribo la tesis:

MATERIA ELECTORAL. EL PRINCIPIO DE REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL COMO SISTEMA PARA GARANTIZAR LA PLURALIDAD EN LA INTEGRACIÓN DE LOS ÓRGANOS LEGISLATIVOS.


El principio de representación proporcional en materia electoral se integra a un sistema compuesto por bases generales tendientes a garantizar de manera efectiva la pluralidad en la integración de los órganos legislativos, permitiendo que formen parte de ellos candidatos de los partidos minoritarios e, impidiendo, a la vez, que los partidos dominantes alcancen un alto grado de sobre-representación. Esto explica por qué, en algunos casos, se premia o estimula a las minorías y en otros se restringe a las mayorías. Por tanto, el análisis de las disposiciones que se impugnen, debe hacerse atendiendo no sólo al texto literal de cada una de ellas en lo particular, sino también al contexto de la propia norma que establece un sistema genérico con reglas diversas que deben analizarse armónicamente, pues no puede comprenderse el principio de representación proporcional atendiendo a una sola de éstas, sino en su conjunto; además, debe atenderse también a los fines y objetivos que se persiguen con el principio de representación proporcional y al valor de pluralismo político que tutela, a efecto de determinar si efectivamente la disposición combatida inmersa en su contexto normativo hace vigente ese principio conforme a las bases generales que lo tutelan.


Acción de inconstitucionalidad 6/98. Partido de la Revolución Democrática. 23 de septiembre de 1998. Once votos. Ponente: Olga María Sánchez Cordero. Secretario: Osmar Armando Cruz Quiroz.



***





10 julio 2024

1912: los motivos de Emilio Rabasa

 1912: los motivos de Emilio Rabasa

Wenceslao Vargas Márquez

El especialista Emilio Rabasa escribió en 1912 en contra de la elección de jueces, magistrados y ministros cuando esto era lo obligatorio según la Constitución de 1857, entonces vigente:

 “No es raro tropezar en las discusiones verbales con este desatinado silogismo: todo poder público dimana del pueblo (Artículo 39 de la Constitución); el Judicial es un poder público (Artículo 50); luego los ministros de la Corte deben ser designados por elección popular. Con la misma lógica debería exigirse la elección de los magistrados de circuito y jueces de distrito, que forman parte del Poder judicial según el artículo 90.



“Pero lo cierto es que tan falsa es la teoría de la Constitución, como vicioso el silogismo que la hace decir lo que no se propuso. Esta forma de nombramiento de los ministros de la Corte, ni es una necesidad lógica, ni puede racionalmente llevarse a la práctica, y si se pudiera, conduciría a los peores resultados. La teoría la reprueba, porque la elección popular no es para hacer buenos nombramientos, sino para llevar a los Poderes públicos funcionarios que representen la voluntad de las mayorías, y los magistrados no pueden, sin prostituir la justicia, ser representantes de nadie, ni expresar ni seguir voluntad ajena ni propia.

“En los puestos de carácter político, que son los que se confieren por elección, la lealtad de partido es una virtud; en el cargo de magistrado es un vicio degradante, indigno de un hombre de bien. En la lucha electoral de diputados, senadores y Presidente de la República, los elegidos por la mayoría triunfante adquieren para con ésta las obligaciones que contiene el credo del partido o la plataforma aceptada; la designación de un juez no debe imponerle obligación que no esté en las leyes, ni compromisos con sus electores; porque para la administración de justicia no puede haber diversidad de programas, ni deben existir los intereses o tendencias antagónicos que dan vida a los partidos.

“El pueblo, cuando tiene educación cívica, es idóneo para escoger a los hombres que deben representarlo o gobernarlo, porque las condiciones de los candidatos son ostensibles, están al alcance de los electores, son precisamente populares y de aquellas que se exhiben por los candidatos mismos; pero ese pueblo no tiene a su alcance las virtudes de los hombres hechos para la magistratura y es incapaz de apreciarlas; el hombre probo, sereno, estudioso y de profundos conocimientos en ciencias jurídicas, no ostenta estas cualidades a la vista de las masas y es esencialmente impopular.

Toda elección para funciones políticas va precedida de la campana electoral en que el candidato se exhibe, combate a sus adversarios, promete sobre un programa y encabeza a sus partidarios; la campaña electoral de un candidato a la magistratura no tendría sobre qué fundarse, salvo que tomara el tema de elogiar sus propias virtudes, su ilustración y su independencia de carácter; tal campaña sería vergonzosa y ridícula en un hombre que ha de tener la rectitud por resumen de sus deberes en el cargo.

“La elección popular no se realiza en ningún país del mundo sino por partidos organizados; es inútil soñar con el sufragio espontáneo de cada elector por inspiración propia, que haría, además, imposible la reunión de una mayoría absoluta. Si los partidos luchan en la elección de magistrados, éstos tendrán siempre carácter y compromisos políticos incompatibles con la serenidad y la neutralidad requeridas en sus funciones. Pero aun suponiendo hacedera la elección sin partidos, caemos en otra imposibilidad que ha retraído a los países cultos de aplicarla a los magistrados: los cuerpos colectivos, como las Cámaras, se forman de miembros designados aisladamente por circunscripciones cortas; aun bajo el sistema de escrutinio de lista (sólo posible en pueblos muy adelantados), si es verdad que se designa un grupo de diputados a la vez, la elección no es nacional, sino de circunscripción.

“La elección de los quince ministros de nuestra Corte Suprema, encomendada a la Nación y sin campaña de partidos políticos, es irrealizable; y si no la hiciera el gobierno, como la ha hecho de 57 acá, daría un resultado de cómputo imposible para la comisión de la Cámara de Diputados encargada de descifrar la voluntad de la Nación. Se ha imaginado, para vencer esta dificultad, un medio que, por salvar la teoría de la elección de los poderes, sacrifica todas las demás: dividir la Nación en quince circunscripciones para que cada una elija un ministro; con lo cual, por más que las leyes dijesen lo contrario, cada ministro sería un representante o un delegado de su circunscripción, con los ojos vueltos siempre a ella como los vuelve todo elegido a su elector, llámese éste partido político, distrito electoral o gobierno.

“Los ilusos de los principios superiores quieren divorciar al funcionario del candidato, considerarlo puro y hasta inmaterial, suponerlo sin relación con la fuente de que emanó su poder, e ignoran que, a su nacimiento, el funcionario trae también la mancha de origen para la que no hay agua lustral conocida. Es penoso tener que combatir una preocupación desechada y hasta olvidada ya en todo el mundo, porque la misma discusión descubre nuestro atraso lastimoso.

(…)

“Ningún cargo de elección popular puede ser vitalicio, porque si confiere la representación y supone la voluntad del pueblo, es preciso que éste tenga ocasión de renovar su confianza de tiempo en tiempo, ya porque el funcionario puede cambiar de conducta, ya porque el pueblo no es el mismo en el transcurso de diez años. Lógicamente nuestra Constitución señaló a la suprema magistratura electiva un período de seis años. Como además de las dificultades para la elección de todo cuerpo colectivo por una nación entera, tenemos nosotros el obstáculo de nuestro sufragio universal en un pueblo del cual un ochenta por ciento ignora que existe la Suprema Corte, la elección de los ministros resulta materialmente imposible, y la ha hecho y ha tenido que hacerla el Gobierno.

“La verdad, pues, de nuestra Constitución positiva, a diferencia del texto de la literal, es que los ministros de la Corte son nombrados por el Ejecutivo para un período corto. Este deplorable resultado es el fruto de las teorías jacobinas y jeffersonianas que han confundido la igualdad zoológica con la igualdad social; que del derecho uniforme a la protección de las leyes han inferido el derecho uniforme al ejercicio de las funciones políticas, y que del postulado de la soberanía nacional han deducido el dogma de la infalibilidad del sufragio del pueblo.

“Con el sistema a que nos ha conducido este error constitucional, la independencia de la magistratura es imposible, y la del magistrado es rara, porque tiene que descansar en condiciones de carácter excepcionales en el hombre, y ya hemos dicho que las instituciones no deben exigir de los funcionarios sino lo meramente humano. Un ministro nombrado por el Presidente de la República no difiere en origen ni en libertad moral, de cualquiera de los agentes superiores cuya designación corresponde al Ejecutivo; y lo que tenga a su favor por la independencia que la ley le atribuye, se compensa de sobra con la ilegitimidad del procedimiento empleado para elegirlo.

"En el curso ordinario de las cosas humanas, dice Hamilton, un poder sobre la subsistencia de un hombre equivale a un poder sobre su voluntad". Es inútil debatirse contra esta dura verdad, cuya aceptación es tan saludable para no bordar ilusiones sobre un cendal que vela el abismo. El que da, obliga; el que puede volver a dar, docilita por la esperanza; el que puede quitar, intimida por el temor. La hipocresía de las virtudes convencionales puede ofenderse o ruborizarse ante la desnudez que en la autopsia moral descubre los móviles de la conducta humana; para el investigador severo de la ciencia social, es tan indiferente como para el anatomista la desnudez del cadáver en el anfiteatro.

***

Fuente: La Constitución y la dictadura, Emilio Rabasa.

Leer: Libro segundo, capítulos XIV y XV.


 

07 julio 2024

Reformas: un regreso sobre los pasos

Reformas: un regreso sobre los pasos

Wenceslao Vargas Márquez

El Gobierno impulsa un paquete de reformas de las que sobresalen la que se hará a las pensiones del Issste y la que se aplicará al Poder Judicial para que los ministros sean electos por sufragio popular. 

Es el caso que tanto una reforma a las pensiones como una reforma al Poder Judicial ya se hicieron en este sexenio 2018-2024, sexenio que se fue como agua entre los dedos (según dice cierta muy original frase).

En la postrimería del sexenio, ya muy avanzado su sexto año, se vuelve sobre esos pasos ya recorridos en 2020 y 2021 pero que resultaron insuficientes. En aras de la autocrítica hay que preguntarse por qué resultaron incompletas las reformas al grado de que cuatro y tres años después, en el mismo sexenio, hay que abordarlas otra vez. El presidente ya reconoció las insuficiencias. ¿Qué falló?


El 16 de diciembre de 2020 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley del Seguro Social y de la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro (bit.ly/3vwy4w1). Es lo que ahora se va a revisar para adicionar en año electoral lo que se quedó en el tintero: que los jubilados ganen ya pensionados al menos lo que ganaban cuando trabajaban, y no la mitad o menos como ocurre actualmente.

El 11 de marzo de 2021 se publicó en el DOF el Decreto por el que se declara reformadas y adicionadas diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, relativos al Poder Judicial de la Federación (bit.ly/3vITLsP). De este se revisará ahora algo que al parecer nunca estuvo en el tintero y que es el tema de elegir a los ministros por voto popular.  

Una posible explicación por la que en 2021 no se consideró este punto es que en la presidencia de la Corte había un ministro digamos que alineado con las directrices políticas del sexenio. Eso cambió con la llegada a esa presidencia de una ministra menos dispuesta para ese efecto y orilló a una reacción que parece excesiva. Norma Piña tiene la culpa.

El discurso presidencial de Río Blanco, Ver., del domingo 7 de enero 2024 fustigó al tema pensionario. Llama la atención el fuerte señalamiento discursivo contra el expresidente Ernesto Zedillo para la creación de las cuentas individuales para el IMSSS en 1997, y contra el expresidente Felipe Calderón por las aplicación de esas mismas cuentas individuales al Issste en 2007.

Llaman la atención esta doble cita porque al expresidente Peña Nieto no se le mencionó, aun cuando en enero de 2016 impulsó el agravio de la aplicación pensionaria de umas en vez de salarios mínimos (bit.ly/422B1kb). Nada de fustigarlo también. 

Esto ha orillado en siete años a un deterioro tal que ciertas pensiones en 2024 paguen con umas apenas el 43% de lo que deberían pagar si se hiciera con salarios mínimos ($108 contra $248): menos de la mitad, y en Río Blanco se omitió la mención.



Respecto de este último punto apenas en octubre de 2023, durante una reunión sindical magisterial internacional en la Ciudad de México, el presidente dijo que, para el caso del Issste, corregir pensiones quedaría para el sexenio próximo 2024-2030. 

Al mes siguiente, el 30 de noviembre de 2023, el tema fue retirado en comisiones de una discusión legislativa al respecto bajo la explicación oficial de falta de recursos. En enero de 2024 el tema reapareció, y la pregunta sigue siendo la misma: ¿de dónde saldrá el dinero que en octubre y noviembre no había? 

El 11 de junio 2024 el presidente Amlo corrigió todo diciendo por escrito -ya en limpio- que enviaría una iniciativa de ley para que los derechohabientes del Issste puedan jubilarse con menos edad. Ha sido un ir y venir de contradicciones, regresando sobre los pasos, en las que Amlo propone y Claudia paga. En las que Claudia, tarde o temprano, tendrá necesariamente que pagar.

X: @WenceslaoXalapa

04 julio 2024

En 2022 Zaldívar dio por finalizada la corrupción en el PJF

 En 2022 Zaldívar dio por finalizada la corrupción en el  PJF

Wenceslao Vargas Márquez

*********************

Veamos el Informe anual final de Arturo Zaldívar del 15 de diciembre de 2022 dando por desaparecida la corrupción el Poder Judicial. 

La palabra aparece seis veces:


*

*
*
*
Como se ve claramente, en diciembre de 2022 Arturo Zaldívar dio por finalmente desaparecidas la corrupción y el nepotismo en el Poder Judicial Federal. 

¿Por qué en 2024 reaparecen nepotismo y corrupción en el discurso?


Texto completo del Informe de A. Zaldívar, aquí: t.ly/kysI9

:::::::

@WenceslaoXalapa

02 julio 2024

El otro curso del Plan C

El otro curso del Plan C

Wenceslao Vargas Márquez

Consta en actas que en 2018 voté por el presidente López Obrador. Como es normal en ciudadanos libres, en electores no militantes, coincido en algunos puntos de su trabajo, no coincido en otros: coincido en su política salarial, no coincido en el actual desmantelamiento del Poder Judicial. Diré mis razones sobre esto último.

Dice un colega escribidor: “En contraparte, una oposición absolutamente inviable, a ratos grotesca, que mantiene la apuesta catastrofista (…) y se obstina en defender a un Poder Judicial acusado de grave corrupción”. Veo a la oposición derrotada, sin duda, pero no grotesca ni catastrofista. 

Y propongo una pregunta. ¿Por qué si el Poder Judicial está acusado hoy de grave corrupción el tema no quedó señalado como pendiente en la primera reforma judicial del sexenio actual, publicada en el DOF  el 11 de marzo de 2021 (t.ly/mW-eQ)? De hecho Zaldívar la dio por resuelta. Dijo en su informe de labores del 15 de diciembre de 2022 (t.ly/rpQ7a): “En cuatro años se consolidó un Poder Judicial muy diferente, que no tolera la corrupción y que está equipado para sancionarla”.

El micrositio dedicado al tema nada dice (t.ly/qnJ1O). Parece que ese dictamen actual de la “grave corrupción”, es un dictamen a modo, a posteriori, para afectar a un Poder Judicial que de pronto se manifestó independiente cuando llegó a su presidencia una mujer a principios de 2023. 

Leamos en el micrositio los párrafos institucionales de Arturo Zaldívar dedicados al gran público pero que es un texto desconocido para el hombre-masa que dijo Ortega y Gasset hace un siglo. Copio al Zaldívar de 2021: 

¿Qué cambia? A través del diálogo institucional y del reconocimiento honesto de los aspectos que, en ejercicio de su autonomía, el Poder Judicial debía combatir, mejorar, reforzar o evolucionar en este proceso de renovación, se tiene como fin último la generación de un verdadero cambio en favor de la sociedad mexicana. Las modificaciones generadas por la reforma se pueden englobar en los siguientes seis puntos clave: 1. Combate a la corrupción y al nepotismo.- a) Se refuerza la lucha contra el nepotismo dentro del PJF, dándole la facultad al Máximo Tribunal de nombrar y remover a sus funcionarios y empleados. b) Se reforma el procedimiento de responsabilidades administrativas para garantizar la efectiva investigación y sanción de las personas servidoras públicas que cometan actos de corrupción”.

Se habla de “modificaciones generadas”, y la palabra “generadas” significa, como es sabido, un pasado concluido. Copilot (IA, para no fallar) me dice: “El tiempo verbal de la palabra <generadas> es el pretérito perfecto de indicativo. Este tiempo se utiliza para hablar de acciones que tuvieron lugar en el pasado y ya han concluido en el momento en el que se habla”. 

Leamos ahora, en el texto de 133 páginas destinado a especialistas, en el mismo micrositio (t.ly/6jFba, página 60), lo que dice el artículo 107 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación: “Las Contralorías de los órganos del Poder Judicial de la Federación, en el ámbito de sus respectivas competencias, tendrán con las siguientes atribuciones: (…) II. Implementar los mecanismos de prevención de faltas administrativas y hechos de corrupción, así como de coordinación que, en términos de la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción, determine el Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción e informar a dicho órgano de los avances y resultados que estos tengan”.

¿Qué quedaba para esa reforma judicial de 2021 que dejaba garantizado el castigo a la corrupción? Dejarla funcionar, uno o dos sexenios, para que la tan aplaudida reforma, la primera del sexenio que concluye, mostrara su músculo. ¿Por qué no fue así? Porque se apareció una mujer indisciplinada a principios de 2023 y había que rehacerlo todo, incluso revivir el discurso de que la corrupción seguía ahí, como el dinosaurio de Monterroso. 

Por todo lo anterior es que acepto que el Poder Judicial necesita reformas, desde luego, pero debemos decir que la segunda reforma, la de 2024, ocurre porque se apareció una mujer que cambió el escenario de la primera, la “definitiva” de 2021, la mejor que se hizo en los últimos treinta años. Zaldívar lo dijo así en la Ibero en enero de 2022: “Se tiene un Poder Judicial que, gracias a la reforma, logró elevar a rango constitucional y legal el combate a la corrupción, al nepotismo, al acoso sexual y a la violencia de género”. La corrupción era tema superado según palabras del propio Zaldívar, pero hubo necesidad de revivirla para espantar.

Así, el curso del mediático y multicitado Plan C fue realmente otro. 

El Plan A fue intentar prorrogar a Arturo Zaldívar por dos años para que con sus oficiales cuatro cumpliera seis, y cubriera el sexenio. 

No se pudo, y surgió el Plan B de colocar en la presidencia del Poder Judicial a otra ministra afín. Era Yasmín Esquivel, y tampoco se pudo porque surgió el tema de su tesis presuntamente plagiada. 

Entonces sí surgió el Plan C: destituir a todos por la vía electoral, deseo cristalizado gracias a la votación del 2 de junio. 

Ya dije que voté por el presidente actual. Digo que no comparto su determinación de destituir al Poder Judicial y suplirlos con jueces salidos de urnas electorales. Nos debe preocupar a todos, incluso a quienes votamos por él.

X: @WenceslaoXalapa