16 agosto 2024

Las jerarquías de lo político

 Las jerarquías de lo político

Wenceslao Vargas Márquez

¿Cómo organizar una interpretación de la actividad política de un jefe de Estado?

De los libros que he leído, de la teoría que he estudiado, me he construido un marco para la interpretación de lo político de la siguiente forma:

La actividad política la podemos dividir en cinco niveles jerarquizados en los que el superior domina al inferior pero no debe invadirlo: el Estado, el Gobierno, lo electoral, lo partidista y lo grupal.



Uno) En la cúspide de la actividad está la que ejerce un presidente de la República sin meterse en temas de Gobierno, como los actuales reyes o los presidentes de Israel o Austria o Alemania, opacados por sus primeros ministros.

Dos) Enseguida está el Gobierno. A veces Estado y Gobierno se confunden pero desde luego que son entes distintos. En México un presidente es jefe de Estado y de Gobierno al mismo tiempo. Pero es lo mejor que el presidente se mantenga sólo en el nivel de Estado y se meta poco en temas de Gobierno que le tocan a la secretaría de Gobernación.

Tres) Más abajo está lo electoral, actividad que lo toca desempeñar principalmente al Tribunal Electoral y al Instituto Nacional Electoral. Un presidente en ejercicio ya no debe meterse aquí. Si quisiera hacerlo debería hacerlo por la vía de la secretaría de Gobernación pero no él personalmente. En el caso mexicano nuestro presidente se metió insistentemente durante la campaña.

Cuatro) Lo partidista es el siguiente renglón y el presidente tampoco, mucho menos, debe rebajar su investidura a este nivel. Un presidente jefe de Estado no debe ponerse al tú por tú con el líder de la Oposición. El presidente de México no debe desplazarse hacia abajo a buscar al líder del PAN o del PRI, para eso está el líder de Morena.

Cinco) El más bajo nivel de la jerarquía en la actividad política es el nivel de grupo. Por ejemplo, el grupo de Alito contra el grupo de Beltrones dentro del PRI. Otro ejemplo es el grupo de Sheinbaum contra el grupo de Ebrard dentro de Morena. ¿Hizo descender nuestro presidente su investidura hasta este nivel? La respuesta es que sí. Explícitamente apoyó a ella sobre él.

Ascendamos del 5 al 1: se puso explícitamente a la cabeza del (5) grupo de Sheinbaum para hacer ganar al (4) partido Morena y presionar lo (3) electoral desde su cargo de (2) jefe de Gobierno y (1) jefe de Estado.

El presidente que sólo se ocupa de los asuntos del Estado con una visión de largo plazo es el estadista. Nunca hemos tenido estadistas. Nuestro actual presidente, por quien voté en 2018, pudo haberlo sido y no quiso. Prefirió ser como cualquier otro de sus antecesores recientes.

Cuando, durante la campaña presidencial, el presidente elogiaba a Sheinbaum y hostigaba públicamente a Xóchitl Gálvez descalificándola o insultándola, degradaba su investidura desde el nivel 1 al nivel 4 o 5. Caía de jefe de Estado a jefe de partido, justo lo que reprobaba en los presidentes del PRI.

¿Por qué? Quizá porque la lógica del ejercicio del poder es una sola lógica independientemente de quién la ejerza. Las líneas generales de este comportamiento las trazó en el siglo XVI Maquiavelo en un librito con un título inofensivo: El Príncipe.  

En el discurso de recepción de su constancia el 15 de agosto, Sheinbaum ha propuesto separar a Morena del Gobierno. Quiere separar los niveles 1 y 2 de los niveles 4 y 5. Zedillo propuso lo mismo hace treinta años y le llamó la sana distancia.

Es aceptar que en el sexenio que acaba indebidamente se han mezclado 1 y 2 con 4 y 5, como los mezclaba el PRI. Es aceptar que a éstos párrafos les asiste la razón. 

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13 agosto 2024

Dos incongruencias

 Dos incongruencias

Wenceslao Vargas Márquez

Celebro que se haya enfrentado al PRI como candidato presidencial en tres ocasiones: en 1988, en 1994 y 2000.

Hoy veo en el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas dos incongruencias que supongo no podrá resolver de manera satisfactoria. Las describo enseguida:   



Número 1.- El ingeniero, como se le menciona usualmente, luchó en tres ocasiones contra un partido y un Gobierno que asfixiaban las libertades públicas, que buscaban ahogar a la Oposición y que no permitían las libertades de la pluralidad política.

Con ese discurso es que se enfrentó al sistema en las tres ocasiones ya mencionadas. Hoy el partido y el Gobierno a los que él apoya, hacen exactamente lo mismo que el PRI del que se quejaba y el ingeniero calla. ¿Cómo es eso posible?

El PRI buscaba por todos los medios no permitir que la Oposición creciera y, de alguna manera, al menos en 1977, tuvo ese mismo PRI la voluntad de crear diputaciones plurinominales para fortalecer la pluralidad política. 

Hoy, el partido y el Gobierno en el poder, por los que se inclina el patriarca de la izquierda mexicana Cárdenas, buscan una sobrerrepresentación en el Congreso de la Unión repitiendo lo que tantas veces hizo el PRI y no protesta el ingeniero. 

Quizá la explicación sea que los que ahora intentan el abuso son de los míos y entonces hay qué callar. Si es así, entonces no somos demócratas plenos, sino demócratas quejosos solamente cuando mi parcialidad es la perjudicada, y cómplices cuando mi parcialidad es la que intenta el abuso. 



Número 2.- El ingeniero Cárdenas votó por la continuidad y el segundo piso de la 4T pero nunca supo por qué, votó a ciegas. ¿Cómo votar por algo que se desconoce? “No sé qué es la 4T”, dijo en varias ocasiones. Insistió en mayo de 2022. Parecía al borde de la ruptura con López Obrador.

No lo sé y nadie me lo ha explicado”, ha dicho varias veces. Y a pesar de no saber qué es y de que nadie se lo ha explicado, votó por la opción. ¿Cómo es esto? Leer aquí

Es necesariamente la incongruencia de quien vota por disciplina y –a ciegas- sin saber bien a bien las razones. El demócrata revolucionario de 1988, 1994 y 2000 se disciplina al espíritu de grupo. Una vez más, no lograr nacer el estadista

Hasta aquí las dos incongruencias. Ahora, una reflexión sobre los asuntos públicos y lo estatal para saber si hemos tenido a no estadistas.  

Según conclusiones propias, la jerarquía de los asuntos públicos es la siguiente, de arriba hacia abajo, en cinco niveles: 1) Asuntos del Estado, 2) Asuntos de Gobierno, 3) Asuntos electorales, 4) Asuntos del Partido, 5) Asuntos de Grupo.

Quien es aspirante presidencial puede y debe tocar los cinco temas en el debate. Cuauhtémoc Cárdenas se inclinó a ciegas por su grupo, el nivel más bajo de la escala, y votó a ciegas, sin saber el motivo.

(Quien es presidente de la República sólo debe tocar los asuntos 1 y 2: asuntos del Estado y de Gobierno. López Obrador, por quien voté en 2018, se ocupó de todos hasta incluir a los grupos de su partido, por ejemplo Sheinbaum contra Ebrard. Si se hubiese ocupado sólo de asuntos del Estado habría sido un estadista. No lo quiso hacer).

@WenceslaoXalapa

11 agosto 2024

1982-83 • El neoliberalismo fue la solución

El neoliberalismo fue la solución

Wenceslao Vargas Márquez

El Gobierno federal actual 2018-2024 se ha especializado en denostar a los seis periodos sexenales que van de Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto como neoliberales. Los 36 años incluyen a Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Fox y, Calderón.

Para poner en orden las ideas y como curiosidad, le pregunté a Meta IA en Whatsapp en mi teléfono celular, el significado de la palabra “neoliberalismo”. Me contestó lo siguiente:

“El neoliberalismo es una corriente económica y política que surgió en la década de 1970 y se basa en la creencia de que el libre mercado y la iniciativa privada son los motores del crecimiento económico y del progreso social. Sus principales características son: 1. Libre mercado: Se promueve la libre competencia y se reduce la intervención del Estado en la economía; 2. Privatización: Se transfieren empresas y servicios públicos a manos privadas; 3. Desregulación: Se eliminan o reducen las regulaciones y controles gubernamentales sobre la economía; 4. Globalización: Se fomenta la integración económica global y el libre comercio; 5. Reducción del Estado: Se busca reducir el tamaño y el papel del Estado en la economía y la sociedad.



“El neoliberalismo ha tenido un impacto significativo en la política y la economía global, y ha sido implementado en varios países a través de políticas como la reducción de impuestos, la flexibilización laboral y la apertura comercial. Sin embargo, el neoliberalismo también ha sido criticado por sus efectos negativos, como: 1. Aumento de la desigualdad económica y social; 2. Reducción de la protección social y laboral; 3. Deterioro de los servicios públicos; 4. Incremento de la pobreza y la exclusión social; 5. Pérdida de soberanía nacional ante las corporaciones transnacionales.

“Es importante destacar que el neoliberalismo es una corriente económica y política que ha sido objeto de debate y crítica, y que existen diversas perspectivas y enfoques alternativos para abordar los desafíos económicos y sociales”. Hasta aquí la respuesta de Meta IA de WhatsApp.

Ahora lo importante: ¿por qué hicieron todo esto como plan de trabajo los seis gobiernos que van de De la Madrid hasta Peña Nieto? La respuesta es única y muy clara: por el enorme desastre económico que dejaron los gobiernos de lo que varios han llamado la decena trágica, los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo

Recordemos brevemente la ruina y el desastre económicos que fueron su legado y lo que debieron hacer sus sucesores.

El especialista Carlos Marichal, de El Colegio de México, escribió que “en los años de 1920-1940 llegaron a existir 36 empresas paraestatales, entre1941 y 1954 unas 144, entre 1955 y 1970 unas 272 y, finalmente, entre 1970 y 1982 un gran total de 1155”. Estas, todas deficitarias y en desorden.

La inflación con Echeverría fue de 4.64% en 1970 y terminó con una tasa de 25.10% en 1976, un alza de 20 puntos porcentuales. La inflación acumulada entre 1970 y 1975 había llegado a 76%, muy superior a la de Estados Unidos. La inflación, de 25% en 1980 y 1981, alcanzó casi el 100% en 1982. De la deuda externa para qué hablar. 

El dólar histórico de $12.50 comenzó una devaluación permanente. Algunos tenemos edad para recordar: había que empezar a reconstruir todo comenzando por levantar el tiradero. ¿Qué hacer?

¿Qué hacer a partir de 1982-83? Pues hacer exactamente lo que me contestó Meta IA de WhatsApp. Si a esa solución se le llama neoliberalismo, ya es gusto de cada quién.

04 agosto 2024

Elegir ministros, malísimo sistema

SCJN • Elegir ministros, malísimo sistema

Wenceslao Vargas Márquez

La independencia de poderes se alaba y se festeja en público y, si se hace real ("ten cuidado con lo que deseas") se reprueba y se combate también en público.

Durante el actual gobierno (por el que voté en 2018) no hubo problema con el Poder Judicial pues lo encabezaba el morenista Arturo Zaldívar (y se esperaba su prórroga de dos años para cubrir el sexenio). Como relevo suyo se contemplaba que fuese Yasmín Esquivel Mossa. 

No se pudo ni la prórroga ni el relevo vía Esquivel por el espinoso tema de su tesis presuntamente plagiada. 

Llegó a la presidencia en enero de 2023 un mujer que quiso llevar a la práctica lo que siempre se ha celebrado en público: la división de poderes. No calculó el tamaño de la represalias por intentarlo.

Mi voto en 2018

En este contexto y después de la primera reforma judicial del sexenio instrumentada por Arturo Zaldívar y publicada en el Diario Oficial el 11 de marzo de 2021 (t.ly/AeJAj), es que surgió la idea de que a los ministros de la Suprema Corte fueran electos de manera directa por el pueblo. Nunca se ha hecho. 

La Constitución de 1857 lo hacía de manera indirecta en primer grado. Hoy mismo se hace de manera también indirecta en primer grado: nosotros elegimos a los senadores y ellos a los  ministros a propuesta del presidente en turno.

Si esta idea (iniciativa) no fuese una venganza se habría presentado de manera institucional, con estatura de Estadista, en el primer mes del sexenio, diciembre de 2018, como lo hizo Ernesto Zedillo con la suya (con su reforma judicial) en diciembre de 1994. 

O, en otra opción, habría sido incorporada a la reforma de Zaldívar –ya citada- de marzo de 2021, celebrada como la mejor en 30 años, en alusión a la zedillista.  

No se optó por ninguno de los dos caminos anteriores, ni 2018 ni 2021. ¿Por qué? 

Porque nunca estuvo contemplada en el sexenio ("ten cuidado con lo que aborreces"). 

Porque salió de última hora por el doble descalabro de no lograr la prórroga de Zaldívar ni el encumbramiento de Esquivel Mossa. 

Es un tercer y último recurso, un Plan C, para alinear al único poder que falta por someterse: el judicial y construir, una vez más en nuestra historia, al país de un solo hombre (EGP).

La idea de elegir popularmente de manera directa a los ministros es una mala idea. No salió de la reflexión sino del desquite, aunque se niegue. 

La reprobaron pensadores como Justo Sierra en 1892, como Emilio Rabasa en 1912 en su obra La Constitución y la dictadura, y fue reprobada también por don Daniel Cosío Villegas en 1957 a analizar las críticas de Sierra y Rabasa en La Constitución y sus críticos.

Escribió Cosío Villegas en el capítulo V, Magistrados libre y cautivos, lo siguiente, dando la razón a Emilio Rabasa: “Ahora bien. Desde un punto de vista jurídico-formal, es incuestionable que Rabasa está en lo justo. La elección popular es un malísimo sistema para designar a los magistrados de la Corte”. Malísimo sistema.


No soy fifí, estoy seguro, y creo no ser conservador. No he militado en ningún partido político en ninguna etapa de mi vida y voté por todo Morena en 2018, es decir, por el partido y Gobierno actualmente en el poder. 

Considero pertinente puntualizarlo para añadir lo siguiente:

La reforma constitucional pretendida muy seguramente va a ser aprobada en septiembre con mayoría mecánica. A eso apostó el presidente desde el principio y acertó. 

Esperó a tener mayoría absoluta para imponer su voluntad personal, sin diálogos estorbosos con opositores. Van a hacer precisamente de lo que se quejaban cuando eran Oposición. Renace el Ejecutivo fuerte de siempre.

Desde la elección del 2 de junio último me he ocupado de establecer analogías entre el porfiriato, el PRI histórico y Morena para argumentar que la lógica del poder es una sola y no importa quién lo ejerza. 

Tenían razón Porfirio y el PRI, y lo ratifica el régimen actual: a México no se le pude gobernar de otra forma, sólo de forma dictatorial, sólo de forma autoritaria.

@WenceslaoXalapa